Era un domingo por la mañana, uno de esos en los que había carrera de la Fórmula 1, el Gran Premio de Italia, uno de los templos de la velocidad y mi piloto favorito saldría desde la primera posición, la emoción era evidente y los preparativos para ser testigo de su posible victoria estaban listos desde la noche anterior, había pensado en todo lo que podía necesitar durante la mas de hora y media que suelen durar este tipo de carreras. Revisando que todo fuera así inicio mi rutina diaria tras encender la televisión y sintonizar el canal en el que sería transmitido dicho evento.
Abro mi laptop y la enciendo, el mismo ejercicio que hago cada mañana con el propósito de ponerme al tanto de lo que sucedió en el mundo mientras dormía. Espero que un aviso me indique que ya estoy conectado a internet y así entrar al visualizador para acceder a mi cuenta de Twitter y ver las tendencias que en esta red social hay, usualmente muchas de estas no indican nada, pero hay otras como la que llamó mi atención ese día que exponen realidades de este país que deberían avergonzarnos e indignarnos a todos los colombianos. Esta tendencia era Sergio Urrego.
Empecé a leer los primeros trinos que aparecieron relacionados a esta, no creía lo que leía por lo que inicié la búsqueda de algún enlace que me llevara a una página que me permitiera tener algo extra a lo que decían los tuiteros y al final lo encontré y lo que leí después de eso cambió los planes de mi mañana. Era el caso de un joven de 16 años que se suicidó tras sufrir tratos discriminatorios por parte de las directivas de su colegio al saber que era homosexual y que su pareja era otro alumno de la institución, quien además tuvo que lidiar con una demanda de acoso sexual interpuesta por los padres de su ex pareja.
Olvidé la carrera, no me interesaba demasiado saber que sucedería allí, lo que pasará con esos pilotos era nada comparado a lo que recién había leído. Comencé a pensar en lo que podía haber sido ese joven, que no tenía nada que ver conmigo, pero que su historia había logrado algo, que pensaba sería parte de mi pasado, regresar al activismo y voltear mi mirada de nuevo a esa parte de mi que solía llevar con orgullo, pero que había “enclosetado” durante los últimos tres años solo para tener una vida tranquila.
Para muchos esto es demasiado, quizás estén en lo cierto, quizás si reaccioné de sobre manera, pero esto me recordó que yo también fui como él, alguien a quien muchas veces llamaron “marica”, “nerd”, “ella”, “mujercita” (estas últimas no me molestaban pues nunca me consideré hombre o mujer mas eso no significa que sea correcto hacerlo) y a pesar de estudiar en un colegio católico siempre tuve personas que me apoyaron y defendieron, a excepción de alguien quien a mis 12 años, quería que dejara mis conductas femeninas a un lado e incluso hizo que mis padres me llevaran al sicólogo por eso y ellos preocupados lo hicieron, en un país como este quien quiere un hijo afeminado, nadie. Fui muy receptivo a sus recomendaciones porque me sentía culpable por mi comportamiento mis padres sentían vergüenza de mi y lo que menos yo quería era que eso sucediera. Los esfuerzos fueron en vano, y es que no venía nada malo en mi manera de actuar, nunca tuve respuesta negativa a mi comportamiento por parte de mis amigos, profesores o la mayoría de mis familiares e incluso mis padres con el tiempo, mas por resignación que por respeto o tolerancia, lo aceptaron como parte de lo que soy. Aun sigo sufriendo respuestas negativas, pero por fortuna no soy el mismo que ese niño de 12 años que estaba convencido que ser él estaba mal. Ahora a mis 25, digo que soy un hombre homosexual – aparte de muchas otras cosas-, demisexual1 y que se define como queer gender (neutrois)2.
Abro mi laptop y la enciendo, el mismo ejercicio que hago cada mañana con el propósito de ponerme al tanto de lo que sucedió en el mundo mientras dormía. Espero que un aviso me indique que ya estoy conectado a internet y así entrar al visualizador para acceder a mi cuenta de Twitter y ver las tendencias que en esta red social hay, usualmente muchas de estas no indican nada, pero hay otras como la que llamó mi atención ese día que exponen realidades de este país que deberían avergonzarnos e indignarnos a todos los colombianos. Esta tendencia era Sergio Urrego.
Empecé a leer los primeros trinos que aparecieron relacionados a esta, no creía lo que leía por lo que inicié la búsqueda de algún enlace que me llevara a una página que me permitiera tener algo extra a lo que decían los tuiteros y al final lo encontré y lo que leí después de eso cambió los planes de mi mañana. Era el caso de un joven de 16 años que se suicidó tras sufrir tratos discriminatorios por parte de las directivas de su colegio al saber que era homosexual y que su pareja era otro alumno de la institución, quien además tuvo que lidiar con una demanda de acoso sexual interpuesta por los padres de su ex pareja.
Olvidé la carrera, no me interesaba demasiado saber que sucedería allí, lo que pasará con esos pilotos era nada comparado a lo que recién había leído. Comencé a pensar en lo que podía haber sido ese joven, que no tenía nada que ver conmigo, pero que su historia había logrado algo, que pensaba sería parte de mi pasado, regresar al activismo y voltear mi mirada de nuevo a esa parte de mi que solía llevar con orgullo, pero que había “enclosetado” durante los últimos tres años solo para tener una vida tranquila.
Para muchos esto es demasiado, quizás estén en lo cierto, quizás si reaccioné de sobre manera, pero esto me recordó que yo también fui como él, alguien a quien muchas veces llamaron “marica”, “nerd”, “ella”, “mujercita” (estas últimas no me molestaban pues nunca me consideré hombre o mujer mas eso no significa que sea correcto hacerlo) y a pesar de estudiar en un colegio católico siempre tuve personas que me apoyaron y defendieron, a excepción de alguien quien a mis 12 años, quería que dejara mis conductas femeninas a un lado e incluso hizo que mis padres me llevaran al sicólogo por eso y ellos preocupados lo hicieron, en un país como este quien quiere un hijo afeminado, nadie. Fui muy receptivo a sus recomendaciones porque me sentía culpable por mi comportamiento mis padres sentían vergüenza de mi y lo que menos yo quería era que eso sucediera. Los esfuerzos fueron en vano, y es que no venía nada malo en mi manera de actuar, nunca tuve respuesta negativa a mi comportamiento por parte de mis amigos, profesores o la mayoría de mis familiares e incluso mis padres con el tiempo, mas por resignación que por respeto o tolerancia, lo aceptaron como parte de lo que soy. Aun sigo sufriendo respuestas negativas, pero por fortuna no soy el mismo que ese niño de 12 años que estaba convencido que ser él estaba mal. Ahora a mis 25, digo que soy un hombre homosexual – aparte de muchas otras cosas-, demisexual1 y que se define como queer gender (neutrois)2.
No estoy interesado en que todos me acepten, a pesar de que eso sería el ideal, solo quiero que todos piensen y reflexionen que muchos de esos que dejan su vida en el camino son hermanos, hermanas, amigas, amigos, primos, primas, familia. Son otras personas, otros seres humanos que merecen poder disfrutar de este mundo con las mismas libertades de aquellos que se consideran “normales”. Hay que aprender a vernos en el otro, a ponernos en sus zapatos y detenernos a pensar si la forma en que se trata al prójimo es la misma que esperamos nos traten a nosotros.
Una vida tranquila, me repetí mi mismo, ¿cómo puedo vivir una vida tranquila si parte de la de nuestras futuras generaciones no lo será? No, yo no podía tener una vida tranquila sabiendo que allá fuera había más “Sergios” o “Sergias”, una generación que podíamos perder si personas como yo seguíamos guardando silencio solo por mantener nuestras vidas en normalidad.
Al principio no sabía como sentirme frente a este hecho, quedé por un momento mirando la foto de su madre sosteniendo un retrato de él, ella y su abuela. Seguía sin creerlo. Este no era para nada el típico caso de discriminación ¿Cómo un colegio puede discriminar a un alumno por su condición sexual? O ¿porque los padres de un joven que amaba a otro denuncian a su ex pareja de acoso sexual solo por prejuicio o guardar apariencias? En mi cerebro semejantes asuntos no eran compatibles con las realidades vividas en el siglo XXI y lo que se supone debe ser la escuela en estos tiempos.
Hay que recuperar nuestra humanidad.
1Persona que no siente atracción sexual sin antes tener un fuerte conexión romántica con otra persona.
2Queer Gender:Término utilizado para categorizar a las personas que no se identifican con binomio normativo del género. Neutrois: Es la categoría que reúne a aquellos que no se ven a si mismos ni como mujeres ni como hombres.
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