"Hay cosas que uno no puede dejar de hacer, la ansiedad por el placer que te producen siempre gana cuando intentas renunciar a estas".
En los últimos día, lo que he llamado yo, un conjunto de señales me han hecho pensar que mi trabajo como contador de historias no ha terminado, que es eso lo que soy, un escritor por naturaleza.
Al leer y ver dos versiones totalmente diferentes y que en apariencia no guardan relación entendí el poder que tiene la palabra. Está da vida, no de la manera literal en que nosotros conocemos, pero si simbólicamente el escritor crea y recrea un mundo que vive a través de sus palabras y que son pocos los que en tienen el privilegio de hacerlo, de recordarles constantemente letra por letra lo que significa vivir a cualquier ser humano.
Escribir es un don que simplemente no se puede desperdiciar por miedo al futuro o por cualquier excusa que logremos inventar en medio de la incertidumbre, de nuestros complejos o la creencia de que es mejor hacer lo conveniente, lo correcto a lo que se quiere.
El escritor tiene un trabajo importante: recordar que existe tranquilidad en un mundo de caos, que la esperanza nunca muere y que todo puede vivir a través de las palabras. Hoy regreso a hacer lo que más me gusta porque no es fácil abandonar un sueño y mucho menos una adicción.
Juan Pájaro Velásquez
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