Él lloraba tirado en un rincón mientras el sudor hacía arder las heridas incipientes que en sus manos y piernas se habían formado después de que las manos de él le recordaran que besar a otro hombre no estaba bien, que era antinatural, la peor de las aberraciones.
Llora mientras mira a un señor gordo, bajo y calvo sentado en el sillón está riendo al mirar el partido del futbol. Sus lágrimas se detienen y pasando su antebrazo sobre el rostro se limpia Toma impulso y se levanta, cerca de él está la escopeta que alguna vez dicho señor le enseñó a usar años atrás, si este hubiera sabido que esa misma arma con la que celebró tantas veces marcaría el fin de su vida quizás no la hubiera dejado allí .
Cuídense Mucho...
Umut
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