"...en estos días cuando era niña la emoción era evidente. El tiempo ha
pasado y ahora simplemente estoy calmada ante un día más que está por
venir.
Recuerdo cuando iniciaba este mes la emoción solía aumentar, mi ánimo cambiaba y mis parientes veían como la tranquila y siempre bien portada Catherine se rendía ante la fiesta y los regalos que la acompañaban.
Es la única vez en el año que la vemos ser una niña de verdad - comentaba la abuela cada año al ver mi expresión cuándo llegaba aquella época del año.
Deberíamos agradecer que ella prefiere libros, pintar o ponerse a armar casas con cualquier cosa que se lo permita. Con todo lo que sucede ahora, creo que ser un niño, mas una niña, es un peligro - respondía mi padre cada año, siempre agregando una frase más hasta cuando tuve 10, que de un momento a otro simplemente no lo dijo nada, tal vez notó que yo había cambiado.
No quiero decir que todo empezó allí, pero lo seguro era que la niña "tranquila", "quieta" se transformó en una "solitaria", "selectiva" y ensimismada persona que continúa siendo en esencia lo que yo soy ahora, pero no me quejaré de eso. Aparte del hecho de no tener raíces fuertes a las que regresar cuando el árbol no de frutos, hay cosas buenas y esas son las que importan aunque sean pocas.
Otra vez estoy nostálgica y al igual que a mis 8 años quiero recibir por error unos rollers o patines en línea para recorrer las calles con la misma libertad que sentía al usarlos por diversión y años más tarde por el placer de competir.
Quiero volver a despertarme una mañana y sorprenderme, re descubrir la magia de las cosas simples; pero he crecido y conmigo todo esto se ha un vuelto uno de los tantos trámites que tenemos que hacer en la rutina que significa el paso de un más por el mundo..."
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