Dos solsticios, dos equinoccios, un año han sido espectadores de secretos abiertos en nuestra iluminada oscuridad
El sol y las casualidades cada vez más cedidas a las causalidades nos han hecho encontrar en la impulsividad de lo que somos, zigzagueando entre la intensidad y la calma, sorteando la marea de cuerpos que saltan y la belleza que resulta de estos, siempre nos miramos, viajamos a lo oscuro de nuestras pupilas creando intimidad,
Vos con tus fuegos, juegos solo buscas provocar y yo simplemente cedo a tus labios en cada cuarto vuelta que el sol da
Es un año ya y nuestras intensidades pasaron de pulsos electrónicos, de unos y ceros, a sin controles de deseos
Los destinos se han unido a estos dos equinoccios, dos solsticios haciéndonos espectadores de nuestra propia oscuridad.
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