Julio 27-28 de 2017
El día comenzó demasiado temprano, era el seguimiento de un impulso extraño generado dos días antes en el que surgieron frases y maneras de expresión de mis pensamientos y cuerpo que no las conocía, que no las entendía; pero sobretodo empezaba a disfrutarlas desde distintos lugares. Y es que al se yo, un negro ilustrado en el occidente intelectual no puedo hacer otra cosa que encontrarme a mi mismo en una tradición que no me pertenece.
Eran las 7 de la mañana cuando salí de casa y el primer tránsito corpóreo sensorial dio inicio, era un día de mucha niebla, a los primeros pasos llegué a sentirlo, agua entraba por mis fosas nasales y de la nada empecé a ahogarme, creía, imaginé que me convertía en pez y como un rayo electrificando todo mi cuerpo supe que no sería una jornada sencilla, que el tránsito de experiencias que estaba por vivir iba a ser de esos que nunca olvidaría.
Pasadas las horas y allí en medio de hombres, quienes supuestamente serían mis nuevos compañeros, empecé a entender cosas que luego en el transcurso de las horas iría comprobando con el seguir de ciertas acciones. Estaba sentado a las 8 am en un lugar escuchando una clase de ventas, de cómo venderle a extraños un extraño cosas extrañas solo porque era lo que tenía que hacer; admito que en esos minutos me sentí con cierta satisfacción, esto era demasiada teoría social traducida en píldoras de autoayuda al estilo marketing. Nunca dejé de sonreír al escuchar a esos hombres cuya fachada de éxito era tan débiles y desgastadas como los trajes que llevaban con orgullo, con la pretensión que esconde esa premisa, casi máxima, de nuestra sociedad - mundo de las representaciones. "como te vistes te tratan", palabras de mi abuela, mi madre, mi hermana, mi papá, de A; seguí escuchando a 5100 kilómetros de mi marco de referencia primigenio de experiencias lo mismo. Que razón tenía ese quien hace 50 años lo había advertido, en esto nos convertimos, eso somos, imagen, representación.
En ese momento todavía para mi era una posibilidad seria de empleo, y es que estoy así, desempleado, arruinado en una cada de la que me echaron hace 3 semanas, con todo viniéndose a la ruina y con una muy poca aptitud/actitud de mi parte para no permitir que el desenlace sea ese que siempre persigue mis pasos y pensamientos, la muerte por decisión propia.
Regresando al relato, ya es sabido que me gusta divagar porque eso es la escritura, la expresión genuina, mediada y tecnificada de la expresión humana, es decir, esto que esto que escribo no es la realidad, es un índice de esta, que a su vez crea una nueva realidad.
Eran las 10 am y con el "speech" aprendido, tomamos un colectivo. Los chistes homofobos, heteronormados y demás cosas que pasan cuando se juntan hombres en un espacio común no se hicieron extrañar; yo, una persona atravesada por la academia, por la deconstrucción del género, por la teoría queer, disimulaba mi disgusto con una simple sonrisa, nunca un comentario de ningún tipo. Pero algo aprendí y es que estos hombres, en medio de sus bromas, sus típicas conductas de masculinidad hegemónica, casi tóxica, no eran más que seres humanos atravesados por la cultura, que no era la misma cultura que la mía y no hablo por que ellos eran argentinos, un venezolano y yo colombiano, era algo de clase y acceso a ciertos capitales culturales que yo tenía, mas adelante vi otras cosas, que como muchas que me han venido sucediendo en este cierre de una vuelta más al sol; me enseñó algo de mi mismo y al mismo tiempo pasó un escalón más en la escalera de soluciones que estoy armando al conocerme a mi mismo en el hacerme a mi mismo.
Llegamos a zona oeste, ya no sabía que era hora era, ni en que barrio estaba, Belgrano, creo que dijo uno que se llamaba y así me lo indicó Google tras confirmarlo horas más tarde. Empezamos a vender y yo obviamente pocas ganas de hacerlo tenía y se notó en el resultado, 2 ventas, y no molestó por las distintas lecciones aprendidas aprehendidas de estos extraños, que nunca dejaron de mostrarme su amabilidad y tratarme como un compañero y darme ánimo, a pesar de mis gestos y actitudes.
Fueron varias horas en las que sentí el peso de la vida misma, el cansancio, el hastío de ser y entendí las limitaciones de los seres subalternos y el significado literal de ganarse el pan con el sudor de la frente y precisamente esto, el estar allí padeciendo con el cuerpo mismo la inmovilidad e incapacidad de mi comodidad fue que entendí que hasta ahora todo lo había hecho mal, que esta situación era culpa mía; que estaba tirando por la borda miles de lecturas, de horas dedicadas a la ganancia de capital cultural, por miedo; allí entendí que nunca más, que como sea debo autogestionarme lo que quiero ser, ponerme de una vez en marcha mi marca personal y empezar a ser lo que estudié por más que me cueste, porque no tengo que estar en una situación de esos pares que conocí el 27, mi situación debe ser como la de mis pares en la maestría, en la vida de la academia, como la de mis nuevos(as) amigos(as) y conocidos(as); basta de miedo de una vez por todas pues tengo todo para conquistar el mundo y no lo hago por boludo.
De ese día, el 27, agradezco eso; que me vi tocando fondo y sobreviví y aprendí que tengo herramientas para no caer allí y que las tengo que poner a funcionar o sino nunca voy a poder sobreponerme de mi situación y la señora muerte será mi compañera constante hasta que mi voluntad deje de ser tan férrea.
Mi día por fortuna no terminó allí, pasé de un tránsito al otro como siempre pasa con mi ánimo de ciclotimia, ese que amo y odio tanto y que define en extremo quien soy y ya no me molesta tanto, es algo que dejos ser porque no me queda nada más que eso.
Por la noche terminé siendo un efímero, en un recital en el que me dejé ser y todo por él; quién en otra coincidencia astral me envía un mensaje justo cuando una calle nos separa y cruzamos las miradas. Es todo una locura lo que nos sucede y simplemente me encanta porque me imagino que la ciudad nos quiere juntar, pero creo más por resignación y la lectura de lo que veo en sus acciones, que sólo será un efímero, un fugaz eterno y es una lástima porque no creo que pueda volver a encontrar a alguien como él, mas hay que aceptar lo que viene, vivirlo y nada más, ser feliz por esos instantes; como esa noche mientras escuchábamos Indios nos agarramos de la mano y en ese instante que me dejé llevar por la descarga de energía que exudaba su vocalista y todos ellos, geniales, hermosos, pura luz e intensidad.
Lo que atraviesa mi cuerpo cada vez que lo veo es increíble y una parte de mi se niega a pensar de que será solo una vez esto, para mi tiene que pasar más y haré que sea así. Es él y nadie más, o por lo menos, eso es lo que creo ahora. Lo vi de nuevo, una noche, pasé por las mil y una emociones y me hice una nueva amiga, en este final de ciclo estoy entendiendo que no sentir vergüenza de lo que soy es lo que me salvar, lo que me llevará al lugar que debo estar. Hay que ser libre, sentir, SER.
El día comenzó demasiado temprano, era el seguimiento de un impulso extraño generado dos días antes en el que surgieron frases y maneras de expresión de mis pensamientos y cuerpo que no las conocía, que no las entendía; pero sobretodo empezaba a disfrutarlas desde distintos lugares. Y es que al se yo, un negro ilustrado en el occidente intelectual no puedo hacer otra cosa que encontrarme a mi mismo en una tradición que no me pertenece.
"Los vaivenes de mis emociones son solo comparables con el movimientos de las olas durante un huracán o la potencia y trayectoria de un tornado en la llanura"
Eran las 7 de la mañana cuando salí de casa y el primer tránsito corpóreo sensorial dio inicio, era un día de mucha niebla, a los primeros pasos llegué a sentirlo, agua entraba por mis fosas nasales y de la nada empecé a ahogarme, creía, imaginé que me convertía en pez y como un rayo electrificando todo mi cuerpo supe que no sería una jornada sencilla, que el tránsito de experiencias que estaba por vivir iba a ser de esos que nunca olvidaría.
Pasadas las horas y allí en medio de hombres, quienes supuestamente serían mis nuevos compañeros, empecé a entender cosas que luego en el transcurso de las horas iría comprobando con el seguir de ciertas acciones. Estaba sentado a las 8 am en un lugar escuchando una clase de ventas, de cómo venderle a extraños un extraño cosas extrañas solo porque era lo que tenía que hacer; admito que en esos minutos me sentí con cierta satisfacción, esto era demasiada teoría social traducida en píldoras de autoayuda al estilo marketing. Nunca dejé de sonreír al escuchar a esos hombres cuya fachada de éxito era tan débiles y desgastadas como los trajes que llevaban con orgullo, con la pretensión que esconde esa premisa, casi máxima, de nuestra sociedad - mundo de las representaciones. "como te vistes te tratan", palabras de mi abuela, mi madre, mi hermana, mi papá, de A; seguí escuchando a 5100 kilómetros de mi marco de referencia primigenio de experiencias lo mismo. Que razón tenía ese quien hace 50 años lo había advertido, en esto nos convertimos, eso somos, imagen, representación.
En ese momento todavía para mi era una posibilidad seria de empleo, y es que estoy así, desempleado, arruinado en una cada de la que me echaron hace 3 semanas, con todo viniéndose a la ruina y con una muy poca aptitud/actitud de mi parte para no permitir que el desenlace sea ese que siempre persigue mis pasos y pensamientos, la muerte por decisión propia.
Regresando al relato, ya es sabido que me gusta divagar porque eso es la escritura, la expresión genuina, mediada y tecnificada de la expresión humana, es decir, esto que esto que escribo no es la realidad, es un índice de esta, que a su vez crea una nueva realidad.
Eran las 10 am y con el "speech" aprendido, tomamos un colectivo. Los chistes homofobos, heteronormados y demás cosas que pasan cuando se juntan hombres en un espacio común no se hicieron extrañar; yo, una persona atravesada por la academia, por la deconstrucción del género, por la teoría queer, disimulaba mi disgusto con una simple sonrisa, nunca un comentario de ningún tipo. Pero algo aprendí y es que estos hombres, en medio de sus bromas, sus típicas conductas de masculinidad hegemónica, casi tóxica, no eran más que seres humanos atravesados por la cultura, que no era la misma cultura que la mía y no hablo por que ellos eran argentinos, un venezolano y yo colombiano, era algo de clase y acceso a ciertos capitales culturales que yo tenía, mas adelante vi otras cosas, que como muchas que me han venido sucediendo en este cierre de una vuelta más al sol; me enseñó algo de mi mismo y al mismo tiempo pasó un escalón más en la escalera de soluciones que estoy armando al conocerme a mi mismo en el hacerme a mi mismo.Llegamos a zona oeste, ya no sabía que era hora era, ni en que barrio estaba, Belgrano, creo que dijo uno que se llamaba y así me lo indicó Google tras confirmarlo horas más tarde. Empezamos a vender y yo obviamente pocas ganas de hacerlo tenía y se notó en el resultado, 2 ventas, y no molestó por las distintas lecciones aprendidas aprehendidas de estos extraños, que nunca dejaron de mostrarme su amabilidad y tratarme como un compañero y darme ánimo, a pesar de mis gestos y actitudes.
Fueron varias horas en las que sentí el peso de la vida misma, el cansancio, el hastío de ser y entendí las limitaciones de los seres subalternos y el significado literal de ganarse el pan con el sudor de la frente y precisamente esto, el estar allí padeciendo con el cuerpo mismo la inmovilidad e incapacidad de mi comodidad fue que entendí que hasta ahora todo lo había hecho mal, que esta situación era culpa mía; que estaba tirando por la borda miles de lecturas, de horas dedicadas a la ganancia de capital cultural, por miedo; allí entendí que nunca más, que como sea debo autogestionarme lo que quiero ser, ponerme de una vez en marcha mi marca personal y empezar a ser lo que estudié por más que me cueste, porque no tengo que estar en una situación de esos pares que conocí el 27, mi situación debe ser como la de mis pares en la maestría, en la vida de la academia, como la de mis nuevos(as) amigos(as) y conocidos(as); basta de miedo de una vez por todas pues tengo todo para conquistar el mundo y no lo hago por boludo.
De ese día, el 27, agradezco eso; que me vi tocando fondo y sobreviví y aprendí que tengo herramientas para no caer allí y que las tengo que poner a funcionar o sino nunca voy a poder sobreponerme de mi situación y la señora muerte será mi compañera constante hasta que mi voluntad deje de ser tan férrea.
Mi día por fortuna no terminó allí, pasé de un tránsito al otro como siempre pasa con mi ánimo de ciclotimia, ese que amo y odio tanto y que define en extremo quien soy y ya no me molesta tanto, es algo que dejos ser porque no me queda nada más que eso.
Por la noche terminé siendo un efímero, en un recital en el que me dejé ser y todo por él; quién en otra coincidencia astral me envía un mensaje justo cuando una calle nos separa y cruzamos las miradas. Es todo una locura lo que nos sucede y simplemente me encanta porque me imagino que la ciudad nos quiere juntar, pero creo más por resignación y la lectura de lo que veo en sus acciones, que sólo será un efímero, un fugaz eterno y es una lástima porque no creo que pueda volver a encontrar a alguien como él, mas hay que aceptar lo que viene, vivirlo y nada más, ser feliz por esos instantes; como esa noche mientras escuchábamos Indios nos agarramos de la mano y en ese instante que me dejé llevar por la descarga de energía que exudaba su vocalista y todos ellos, geniales, hermosos, pura luz e intensidad.
Lo que atraviesa mi cuerpo cada vez que lo veo es increíble y una parte de mi se niega a pensar de que será solo una vez esto, para mi tiene que pasar más y haré que sea así. Es él y nadie más, o por lo menos, eso es lo que creo ahora. Lo vi de nuevo, una noche, pasé por las mil y una emociones y me hice una nueva amiga, en este final de ciclo estoy entendiendo que no sentir vergüenza de lo que soy es lo que me salvar, lo que me llevará al lugar que debo estar. Hay que ser libre, sentir, SER.

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